Testimonio de D. Álvaro Piñero
Testimonio al seminario en la Vigilia por los Diáconos:
Queridos amigos y hermanos, me gustaría compartir con vosotros la experiencia de haber dicho si a Jesús con mi vida. Para ello me voy a servir de una historia que me parece muy luminosa:
Corría el año 1464 cuando la Opera del Duomo de Florencia, junto con el gremio de mercaderes de telas, decidieron adornar los contrafuertes de la catedral con 12 maravillosas estatuas de profetas del Antiguo Testamento. No escatimaron en gastos, aun nos encontramos en la Florencia de los Medicis, mecenas del arte en la ciudad. En dicho proyecto participaron artistas de renombre como Donatello y hasta el mismísimo Leonardo da Vinci. Sin embargo, la obra más espectacular recayó en manos de un joven artista: Agostino del Duccio. En sus manos pusieron un bloque de mármol de Carrara al que apodaron el Gigante por sus más de 5 toneladas de peso y sus casi 6 metros de altura. Agostino gozaba de la simpatía de los Medicis y había hecho ya alguna obra para ellos, pero no de esta envergadura. Era un joven caprichoso, inconstante y muy zalamero. Así fue como se puso manos a la obra: un día picaba por aquí, otro arañaba la piedra por allá… y pasaron los días y aquello solo empeoraba… Hasta que un día Agostino no se presentó a trabajar aquella mole… En seguida intentaron buscar otros artistas, pero Del Duccio había huido dejando aquel precioso bloque herido de muerte. Estaba maltratado y fragmentado… nada se podía hacer con él más que esperar que el tiempo lo olvidara en el patio de la casa de la lana, donde se encontraba.leer más