GRACIAS. Es la palabra que resume lo que siento después de un año en la parroquia de San José Obrero.
GRACIAS por la acogida, me he sentido en familia.
GRACIAS por los testimonios de muchos que viven su fe de una manera profunda, siendo sal y luz.
GRACIAS, porque entre vosotros he aprendido a valorar como riqueza la diversidad de carismas dentro de la Iglesia; creo que nos hemos enriquecido mutuamente.
He intentado compartir con vosotros las dos pasiones de mi vida como sacerdote: Dios y los pobres. No olvido tampoco a los hermanos sacerdotes con los que he compartido esta tarea. Seguimos rezando unos por otros para poder seguir -allá donde estemos- la voluntad de Dios, y sirviendo a la Iglesia.
GRACIAS especialmente al grupo de Cáritas con los que he trabajado más de cerca. Perdón a los que no haya sabido llegar o a los que en mi actuar haya podido molestar.
Un fuerte abrazo a todos desde Aranjuez y siempre a vuestra disposición.
P. Norberto