Mensaje de Adviento 2019

Año de acción de gracias 40º del templo / 50º de la parroquia

CUARENTA AÑOS MENOS

Nuestro templo parroquial vive este año su cuadragésimo adviento. Y aunque sus paredes (y nuestras vidas), tengan cuarenta años más, en realidad lo que pasa es que faltan cuarenta años menos para el retorno glorioso de Cristo. Él se hizo nuestro mejor vecino, poniendo su morada entre nuestras casas hace cuatro décadas, porque Quien vino y está con nosotros todos los días, quiere que preparemos el fin de todo lo pasajero y la cada vez más cercana llegada de su reino glorioso.

El barro de aquellos mismos ladrillos que fueron ungidos con el santo crisma, e iluminados con la luz de la Pascua aquel 6 de mayo de 1979, es testigo de cómo ha pasado el tiempo. Pero el edificio que alberga el mismo templo primitivo muestra cómo ese tiempo no ha transcurrido en vano. Hoy nuestro templo es más rico, ha crecido hacia el cielo, se ha ensanchado en numerosas salas donde la Palabra de Dios y los sacramentos divinos han ido convirtiendo a nuestra parroquia en una verdadera comunidad de comunidades. El Cuerpo de Cristo, que vive en la historia, se expande desde el sagrario, a través de nuestras propias vidas, en cuyo barro — seguro que, en muchos casos, también ya envejecido— portamos el tesoro del Evangelio para tantos otros que aún no le conocen o han dejado de aguardar su venida gloriosa.

¡Quedan cuarenta años menos! Y eso nos llama a la evangelización con más urgencia que cuando todo empezó. Él va a volver, y no podemos sino negociar con lo que nos dio, mientras regresa. Es tiempo de conversión, ante su alegre advenimiento. Con manos de obrero, como san José, unamos nuestra voz al Espíritu para gritar con María, como Iglesia-Esposa:

¡Marana tha! ¡Ven, Señor!

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