“A los que más de cerca tratan con su rey, se
les caen los mejores bocados. Y si no preguntad
al soberbio rey Amalec quién le venció, y
deciros ha que Moisés orando, antes que Josué
peleando y así nos consta que al paso de su
oración iba creciendo la victoria”
(S. Simón de Rojas, Tratado de la oración y sus grandezas, I, 3)
¡Gloria a ti, Jesús resucitado,
nuevo Moisés que vives para siempre
intercediendo en favor nuestro!
Tus brazos extendidos en la cruz
y tus llagas gloriosas son, para nosotros,
la esperanza cierta de la victoria