Un cordial saludo a todos.

Nuestro párroco, Antonio Izquierdo, me ha pedido que escriba unas líneas dando un testimonio de acción de gracias por mi reciente ordenación sacerdotal y yo, como colaborador obediente, aunque no con toda la presteza que debiera, me dispongo a hacerlo a continuación.

En primer lugar quisiera dar gracias a Dios Trinidad. De él es todo el mérito, pues sólo Él, por pura gracia, ha sido el origen, el autor y el director de mi vocación; sólo a Dios Trinidad debo el haber recibido el don inmerecido de la ordenación sacerdotal y del ministerio pastoral por ella conferido para vuestra santificación y beneficio.

Mi trayectoria ha sido larga, desde que a los 17 años ingresé en la Orden de la Santísima Trinidad, pero durante todos estos años he llegado a la conclusión de que Él ha estado guiando mi vida hasta este momento, modelando con paciencia mi duro corazón para irlo preparando a fin de que pudiese recibir el gran e inmerecido don que Él, desde toda la eternidad, había decidido otorgarme.

Doy muchas gracias a la Trinidad por la orden trinitaria, por mis años de trabajo en TEMA, en el Corte Inglés, en las diócesis de Alcalá y Getafe como profesor de religión, por mis cinco años de docente en el colegio de los escolapios de Getafe, por el seminario de Getafe, sus formadores y mis compañeros seminaristas. Todas estas instituciones y las personas con las que en ellas he coincidido, así como todas las personas que han pasado por mi vida estos años, especialmente Don José Francisco, mi párroco durante tres años, Don Gerardo, Don Antonio Díe y Don Alfonso del Río, mis directores espirituales, han sido instrumentos de los que Dios Trinidad se ha valido para que pudiera llegar hasta el día en que Don Joaquín, nuestro obispo, ha ordenado a este indigno siervo sacerdote de Jesucristo.

Para empezar mi ministerio presbiteral he sido enviado a vuestra, ahora nuestra, parroquia de San José Obrero de Móstoles, en la que tan bien he sido acogido por todos los que la integráis, empezando por nuestro párroco Antonio. Espero que mi oración y entrega a vosotros, por pobres que sean, que seguro lo son por lo torpe y despistado que soy, amén de otros muchos defectos, os puedan servir de ayuda en vuestro camino de santidad.

Junto a Antonio, Norberto e Ismael, me pongo a vuestra disposición para lo que necesitéis y esté en mi mano poderos ayudar.

Espero contar con vuestra oración, como ya vosotros contáis con la mía, para ayudarme a desempeñar mi ministerio en favor vuestro.

Un saludo en Jesucristo.

Ángel Tomás Linares Jiménez
Vicario parroquial de “San José Obrero”