“El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios; el Altísimo consagra su morada”.

Rezando la Hora Sexta el día de la Ordenación, estas palabras del salmo resonaron en mi interior como lema o testimonio de lo que el Señor quiere hacer en mi vida y de lo que, a través de mí, hará en la parroquia o de quienes tengan trato conmigo. Lo que realiza el Espíritu Santo por medio de la imposición de manos y la oración de consagración en mi vida es lo mismo que narra el salmo:

Las acequias de agua son las mociones del Espíritu que alegran con su paso y dan vida allá por donde van. Así yo seré instrumento, mediador que lleve la vitalidad del Espíritu a otras vidas; consagrando cada persona al Señor, es decir, dejando que Él conquiste nuevas ciudades: la morada de su alma.leer más

GRACIAS. Es la palabra que resume lo que siento después de un año en la parroquia de San José Obrero.
GRACIAS  por la acogida, me he sentido en familia.
GRACIAS por los testimonios de muchos que viven su fe de una manera profunda, siendo sal y luz.
GRACIAS, porque entre vosotros he aprendido a valorar como riqueza la diversidad de carismas dentro de la Iglesia; creo que nos hemos enriquecido mutuamente.
He intentado compartir con vosotros las dos pasiones de mi vida como sacerdote: Dios y los pobres. No olvido tampoco a los hermanos sacerdotes con los que he compartido esta tarea. Seguimos rezando unos por otros para poder seguir -allá donde estemos- la voluntad de Dios, y sirviendo a la Iglesia.
GRACIAS especialmente al grupo de Cáritas con los que he trabajado más de cerca. Perdón a los que no haya sabido llegar o a los que en mi actuar haya podido molestar.
Un fuerte abrazo a todos desde Aranjuez y siempre a vuestra disposición.
P. Norberto