EL CIELO ES REAL

Recuerdo que así se titulaba una película, basada en el libro que, con el mismo nombre, relataba una de esas llamadas “experiencias cercanas a la muerte” que algunos privilegiados, aunque vivos todavía en este mundo por un tiempo, han tenido la extraña fortuna de sentir. Quienes les oímos hablar de aquella luz maravillosa que parece vislumbrarse al final del túnel de la muerte, o relatar la alegría de quienes ya llegaron a la meta que todos los mortales deseamos retrasar lo más posible, con frecuencia los miramos con una mezcla de sorpresa y a la vez escepticismo, como si calladamente confesáramos que “más vale el tiempo conocido que la eternidad por conocer”.

Nadie ahorrará a quienes hayan tenido esa visión de futuro, morirse un día del todo, para corroborarlo. Pero hay uno que ha vuelto de la muerte para nunca más morir. Y quienes lo conocen, lo festejan y lo anuncian, llevan dentro de sí una alegría que nada puede quitarles. Todos ellos se llaman cristianos. Sólo esa certeza los diferencia, haciéndoles capaces de amar sin miedo a la muerte. Sin miedo a morir, sin miedo a que se mueran quienes aman. No tienen miedo porque, al sentirlo, experimentan a su lado al que está con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Saben que el Cielo es real, y lo llaman por su nombre: JESUCRISTO.

Queridos hermanos, la muerte por coronavirus, o por cualquier otra causa, ¡ha sido vencida! Disfrutemos la certeza de la Vida eterna deseando a todos de corazón ¡¡feliz Pascua!!